Miss Cougar y amigo |
Estoy orgullosa de representar a
una nueva raza de mujeres fuertes, independientes, exitosas, que andan en busca
de alguien que sea más atractivo que el común de los hombres de cuarenta años.
(Gloria Navarro, Miss Cougar America)
El tema de las cazadoras de hombres puede haber adquirido
cierta actualidad, pero no da para reírse de él. Las mujeres independientes que toman la iniciativa en asuntos de
toda índole (política, negocios, profesiones liberales, incluso relaciones de
pareja) probablemente resultan más amenazantes para los hombres, que dignas de
burla. Están demasiado cerca y han proliferado, porque constituyen un ejemplo
demasiado tentador para las nuevas generaciones. En inglés se las denomina cougar women (pumas) y sus eventuales
parejas son los cubs (cachorros) que
ellas crían.
Pueden ser protectoras y a la vez dominantes. Resultan muy
atractivas y difíciles de detener. No dudan en asumir iniciativas que hasta no
hace mucho parecían aterrorizarlas o al menos no sospechaban que estuvieran en
condiciones de competir con sus similares masculinos. No se resignan a la
mítica soledad del Poder. Dedican mucho dinero y energías para mantenerse
vigentes como objetos deseables para los hombres.
Cuando eran más jóvenes, podían limitarse a esperar que las
eligieran como pareja. En su madurez, suelen ser profesionales que disponen de
abundantes medios económicos que las han vuelto independientes de los hombres y
saben lo que les atrae de la relación con ellos. En los EEUU, ellas organizan
Convenciones en ciudades turísticas, que sirven para conocer parejas. Eligen a
reinas de belleza. Participan en cruceros temáticos por el Caribe, donde uno de
los atractivos es la presencia de hombres dispuestos a ser cazados. Se
multiplican los locales donde se ofrecen espectáculos strip tease masculino para una clientela femenina. El stripper se ha convertido en una rutina
de las despedidas de soltera.
Cuando se difunde la noticia de una joven esposa que da a
luz un hijo con enanismo, tras haber pasado por una despedida de soltera donde
la figura protagónica había sido un stripper
de esa condición, lo que sucede en esas celebraciones queda expuesto bajo una
luz perturbadora.
Probablemente siempre hubo mujeres que deseaban tomar la iniciativa
en todas las esferas de la actividad humana; la mayor novedad es que en la
actualidad no llegan a censurarse tanto
como sucedía. La cougar woman suele
ser la concreción del mito de la diosa Diana de la Antigüedad, una mujer que
gracias al poder que probablemente alcanzó mediante su esfuerzo, se considera
por encima de las limitaciones habituales de aquellas que la precedieron.
No depende económicamente de un hombre, aunque puede haber
sufrido esa limitación en el pasado y no está dispuesta a sufrirlo de nuevo.
Tiene edad suficiente para haber establecido una familia, que no necesita
ampliar. Exhibe una trayectoria profesional que no puede ser cuestionada. Ha
sabido invertir el capital que reunió y le asegura el futuro. Dedica buena
parte de su dinero al cuidado de su imagen personal. Goza de una libertad impensable
para la mayoría de sus congéneres, que deben consultar a sus maridos, parientes
y conocidos para tomar las decisiones más triviales.
Cuando han alcanzado tal grado de independencia, ¿qué considera
ella que puede faltarle? Nada, porque si
advierte que algo necesita, controlan su propio dinero, y por lo tanto lo
compran. Cuando se proponen obtener la compañía de un hombre, lo capturan, no
se sientan a esperar que él pase y decida seducirlas.
Mae West en espectáculo |
A mediados del siglo XX, la actriz y escritora Mae West
elaboró primero en el teatro, luego en el cine, la caricatura de una mujer
devoradora, imposible de detener, a la vez independiente y urgida de parejas
masculinas.
¿Para qué hacer sufrir a un hombre
casándote con él, cuando se puede hacer felices a muchos? (Mae West)
El desparpajo femenino puede no ser bien apreciado por la
sociedad, que durante siglos ha intentado reducir a las mujeres a un rol sumiso
que termina por convertirse en segunda naturaleza para muchas. En contraste con
ellas, las rebeldes corren el riesgo de que las señalen con el dedo o las
lapiden, pero no el de ser ignoradas.
Si conquistan a los hombres que le interesan, mientras su
atractivo sexual se encuentra vigente, luego, cuando advierten que el encanto
se ha debilitado o extinguido, no tienen demasiados problemas en pagarles por
su compañía (tal como los hombres vienen haciendo desde siempre con las
mujeres).
Sex and the Cuty |
Te quiero, pero más me quiero a mí
misma. (Samantha Jones: Sex and the City)
Los hombres pasan por la vida de una mujer poderosa y quedan
marcados por la experiencia, no a la inversa, como suponía la tradición
machista. Una canción de 1929 resume la visión despectiva del gigoló que se deja seducir (o más bien,
financiar) por mujeres mayores. En ese momento, él podía ser un bailarín al que
una mujer pagaba para que la acompañara durante un baile de salón, circunstancia
que ofrecía la oportunidad de entablar un diálogo discreto, durante el cual se
negociaban transacciones posteriores de índole más íntima.
Just a gigoló / everywhere I go / people know the part / I´m playing. /
Paid for every dance / selling each romance / every night some heart /
betraying. (Leonello Casucci y Julius Brammer: Just a Gigolo)
Joan Collins y actual esposo |
Vista desde otra perspectiva, las pocas cazadoras que se
encuentran en condiciones de practicar ese deporte, no deben compartir las
ilusiones de establecer una pareja que subsista hasta el final de sus días. La
estabilidad no puede ser su objetivo, cuando se encuentran en condiciones de
evaluar aquello que les satisface y aquello que no.
Fran Drescher y actual esposo |
Demasiadas mujeres esperan que los
hombres les brinden la felicidad. Yo no dependo de los hombres para conseguir
la mía. Sé cómo manejar a los hombres. Tengo un código, sin embargo: nada de
alcohol, nada de tabaco y tampoco hombres casados. Hay demasiados hombres
alrededor. (Mae West)
Suele haber algo intimidante en la imagen de una mujer
madura y segura de sí misma, que sale en busca de una pareja más joven, alguien
que de acuerdo a sus adversarios, podría ser su hijo pero no lo es, aunque sí
alguien que se encuentra subordinado a ella. El fantasma del incesto queda
flotando en la condena social de estas uniones dispares, que pueden resultar satisfactorias
inicialmente para quienes las viven.
¿Qué sale ganando la mujer madura de la relación con un
hombre más joven? Puede suponer que el vigor de un amante en la plenitud de su
sexualidad. También la posibilidad de modelar a ese hombre de acuerdo a las
demandas de la mujer.
¿Qué gana él? Probablemente la experiencia de acceder a una
mujer que ha pasado por otros hombres y en lugar de ser devaluada por esa
circunstancia, aprendió de ellos (o lo más probable, por causa de ellos) a
tomar la iniciativa incluso en asuntos como la seducción.
Las dos iniciativas resultan sospechosas. ¿Desde cuándo las
mujeres que han sufrido decepciones en el curso de sus anteriores relaciones de
pareja, buscan la repetición de lo sucedido en encuentros con sujetos que
pueden ser tan inseguros como los hombres jóvenes? ¿Qué placer obtienen ellas
de la oportunidad de educarlos y hacerlos madurar, cuando al hacerlo se
arriesgan a perderlos?
El tiempo es uno de los principales adversarios de estas
mujeres que derriban tantas barreras. Aunque las cazadoras demoren con
sabiduría la aparición de los inevitables signos de la edad y los hombres que
atraparon disfruten esa oportunidad que les fue concedida, la relación de estas
parejas tiene los días contados. Pueden ser días felices, pero el tiempo juega
en contra. Los testigos no los envidian ni acompañan en su felicidad. Sólo apuestan
cuánto durará la conquista.
Pentesilea derrotada por Aquiles |
Para la mentalidad masculina, que no suele resignarse a
perder sus privilegios milenarios, las mujeres que toman la iniciativa en lo
sexual como en cualquier otro ámbito, tarde o temprano deben ser derrotadas por
un hombre. Más aún, a pesar de las muchas victorias que pueden exhibir en todos
los campos de la actividad humana, ellas suelen dar la impresión de estar buscando
siempre al hombre las someta, como confiesa Pentesilea, reina de las amazonas.
PENTESILEA: Dejad que venga [se
refiere a Aquiles, el enemigo del que se ha enamorado]. Dejad que ponga su pie
acerado en mi nuca. Así lo quiero. (…) Dejad que me arrastre por los pelos
atada a sus caballos, y que este cuerpo, lleno de vida floreciente, sea
arrojado con ignominia al campo abierto, como pasto matinal de los perros, de
la horrenda familia de las aves rapaces. ¡Prefiero ser polvo, a ser una hembra
que carece del poder de seducción! (Heinrich von Kleist: Pentesilea)
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