De acuerdo a los estudios de Vladimir Propp, la historia de la Bella Durmiente proviene de los pueblos indoeuropeos y circuló primero como himno religioso, luego como narración oral, durante siglos, hasta que diversos recopiladores occidentales de cuentos de hadas, como el filólogo Charles Perrault, en la Corte de Luis XIV o los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm en pleno romanticismo alemán, le dieron forma literaria.
En 1636 la hermana de Giambattista Basile publica en Italia, tras la muerte del autor, la primera versión escrita de la historia (incluida en la colección de relatos Lo cunto de li cunti, ovvero lo trattenemiento de peccerille). En esta versión, que se aparta notoriamente de aquella que impuso en el siglo XX Walt Disney, el Príncipe Azul no es un hombre libre, que puede comprometerse para siempre con la joven virginal a quien libra de la maldición en la que se encontraba sumida por la maldición de un hada. Él es un hombre casado y aprovecha la situación desvalida de la bella joven, que no despierta de inmediato cuando él la besa.
Probablemente el hombre le demuestra de otro modo, bastante más efusivo, la atracción que experimenta por ella, porque una vez satisfechos sus deseos, sin haber llegado a desperla (por lo que técnicamente ha consumado una violación) se marcha del lugar, con lo que ella queda sola, embarazada sin saberlo, y a su debido tiempo da a luz a dos hijos, un niño que luego será llamado Sol y una niña que será llamada Luna, todo eso sin despertar.
Solo al sentir la succión de la boca de uno de los hijos al chupar un dedo de la madre, consigue extraerle de ese modo la astilla que al clavársele cuando cumplía quince años la sumió en el sueño. Es el hijo de la Durmiente, no el Príncipe, quien logra despertarla. Cuando se la observa de este modo, la historia que obtuvo tanta difusión, combina la infidelidad, el abuso sexual y el abandono de la adolescente. La esposa del Príncipe, al enterarse de la infidelidad, manda cocinar a los hijos de la Bella Durmiente y se los da a comer a su marido (afortunadamente, como sucede en la historia de Blanca Nieves, los niños son reemplazados oportunamente por carne de cabra). El Príncipe castiga a su esposa con la muerte y queda en disponibilidad de ser feliz con la Bella Durmiente y sus hijos.
Atravesó varias cámaras llenas de caballeros y damas, todos dormidos, unos de pie, otros sentados; entré en una habitación completamente dorada, donde vio sobre una cama, cuyas cortinas estaban descorridas por todos los lados, el más bello espectáculo que jamás imaginara: una princesa que parecía tener quince o dieciséis años, cuyo brillo resplandeciente tenía algo de divino y luminoso. (Charles Perrault: La Bella Durmiente)
De acuerdo a Vladimir Propp, la historia de la Durmiente proviene de los pueblos indoeuropeos y circuló primero como himno religioso, luego como narración oral, hasta que diversos recopiladores de cuentos de hadas, desde Basile, pasando por el filólogo Charles Perrault, en la Corte de Luis XIV, hasta los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, en pleno romanticismo alemán, se encargaron de darle forma literaria.
Ella estaba allí, tan linda que él no podía apartar su mirada. Lentamente se inclinó y le dio un beso. Apenas la rozó con sus labios, la Bella Durmiente abrió los ojos, se despertó y depositó sobre él una mirada muy dulce. (Jacob y Wilhelm Grimm: La Bella Durmiente)En la versión de los Grimm, publicada en 1812, toda referencia a la mujer adulta y perversa (poco importa si se trata de la esposa o la madre del Príncipe) ha desaparecido, en beneficio de una imagen romántica del matrimonio entendido como la culminación no detallada de la felicidad femenina. Si ella se ha casado con un Príncipe, si ha tenido hijos con él, ¿hace falta decir que no puede ni debe desear nada más?
La violencia ejercida tradicionalmente contra las mujeres, su tradicional situación de dependencia económica y emocional respecto de los hombres, son algunos de los temas recurrentes de los cuentos de hadas. En la historia de Basile, la Princesa es víctima pasiva de circunstancias incontrolables, como la maldición de un hada, la llegada del Príncipe violador y la maldad de la suegra. En la versión de Perrault, su poder consiste en esperar que otros hagan todo por ella, como indica Simone de Beauvoir.
Para ser dichosa, hay que ser amada, y para ser amada hay que esperar el amor. La mujer es la Bella Durmiente del Bosque, Piel de Asno, Cenicienta, Blanca Nieves, la que recibe y sufre. En las canciones y en los cuentos se ve que el joven parte a la aventura de la mujer; mata a los dragones y combate contra gigantes, porque ella está encerrada en una torre, un palacio, un jardín o una caverna, está encadenada a una roca, cautiva y dormida, y espera. (…) Los refranes populares le insuflan sueños de paciencia y esperanza. (…) La mujer se asegura los triunfos más deliciosos si antes cae en los abismos de la abyección. (Simone de Beauvoir: El Segundo Sexo)Los cuentos de hadas ofrecían una visión metafórica (y al mismo tiempo consoladora, por el desenlace feliz) del proceso de la maduración de las niñas en mujeres y un modelo de conducta que al parecer tenía éxito en la cultura paternalista. Pasara lo que pasara, si juntaban paciencia y no se movían demasiado (si no hacían el menor esfuerzo por reclamar sus derechos y controlar sus vidas) esas mujeres jóvenes saldrían ganando la estabilidad y el respeto que concede la sociedad a quienes cierran la boca y no cuestionan sus reglas, por incómodas que sean.
Para acceder al nuevo estado de la vida adulta, resultaba inevitable el aporte de un hombre. Blanca Nieves o La Bella Durmiente eran representadas como figuras encantadoras, pero pasivas, no por casualidad tendidas en un lecho, a la espera del beso del Príncipe encargado de despertarlas a la vida sexual y la felicidad vitalicia (una versión más antigua del cuento de la Bella Durmiente incluye bastante más actividad erótica que un inocente beso, porque la joven queda embarazada de dos gemelos que logran despertarla cuando nacen y comienzan a mamar).
Cenicienta es alguien que no se queda esperando al hombre que debe redimirla de la servidumbre en la que fue sumida. Como pescadora experta, a pesar de su inocencia, se engalana con lo que encuentra en una cocina, concurre a la fiesta donde puede hallar pareja, y después de asegurarse que el Príncipe repara en ella y la desea, en lugar de entregarse de inmediato, escapa, con lo que adopta la estrategia sexual que siglos más tarde enunció un militar experto.
En el amor, aquel que huye vence (Napoleón Bonaparte)El Príncipe de los cuentos de hadas tendrá que arriesgarse de nuevo a buscar a la mujer, deberá ofrecerle matrimonio a pesar de las diferencias sociales evidentes, mientras ella se limita a esperar en su fogón, la eliminación del resto de las competidoras y su victoria improbable. Aunque la actitud inicial del personaje femenino difiera tanto de aquella de la Bella Durmiente, la pasividad del final es la misma: una mujer triunfadora será aquella que simplemente espere.
La historia de la Bella Durmiente fue adaptada al teatro, se compusieron ballets (como el de Piotr Illich Chaikowsky, donde la Princesa es llamada Aurora) se produjeron filmes para niños o adultos, que demuestran una vitalidad asombrosa. La huella dejada por Walt Disney en la memoria de la audiencia masiva, es difícil de ignorar y distorsiona profundamente el material que utilizó. La Bella Durmiente cantó y fue introducida en el mundo de la publicidad de mercancías, se convirtió en anfitriona de parques de diversiones. La vieja fantasía continúa conmoviendo a todos aquellos a quienes les cuesta imaginar qué puede ser una Princesa, qué es un hada. ¿Por qué sigue vigente en el ámbito de la modernidad, como lo fue en el Medioevo?
Bella Durmiente para recortar y armar |
Ella se casó con el príncipe / y todo anduvo bien / excepto por el miedo / el miedo a dormir. / Briar Rose / era una insomne. / Ella no podía entregarse a una siesta / ni tenderse a dormir / sin que el químico de la Corte / mezclara para ella algunas gotas poderosas / nunca en presencia del príncipe. (…) ¿Qué viaje es éste, niña mía? / ¿Esta salida de la prisión / Dios me ayude… / esta vida después de la muerte? (Anne Sexton: Briar Rose (Sleeping Beauty)La Bella Durmiente continúa despertando en un mundo que ha cambiado en tantas aspectos, que ha planteado nuevos roles a los géneros, pero no por ello mejora la situación de las mujeres. La modernidad ha introducido nuevas amenazas, cuando no ha terminado de liberar a sus víctimas de las antiguas.
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