Desposorio |
Las religiones monoteístas no toleran infracciones, cuando
se trata de parejas que pertenecen a distintos credos. La Biblia abunda en historias de
parejas que desafían las leyes de Dios y causan la ruina de la comunidad,
porque se han armado involucrando a mujeres que en unos casos toman la
iniciativa y en otros son víctimas de un atractivo peligroso, incontrolable.
Jezabel fue una princesa fenicia, que adoraba a otros dioses,
los de su pueblo y trajo la desgracia al rey Acab, su marido israelita. Ella es
recordada como ejemplo de la perversidad femenina que los hombres temerosos de
Dios deben tomar en cuenta cada vez que se sientan tentados de intimar con
extranjeras. Pueden ser atractivas, pero indignas de confianza. Jezabel es
desde todos los puntos de vista, una figura execrable.
Sanson y Dalila estaban condenados a no entenderse, porque
él era el invencible conductor de los israelitas, mientras ella provenía del
pueblo filisteo, y de acuerdo a la
Biblia, si lo sedujo fue con el objeto de destruirlo,
cortándole los cabellos que le otorgaban fuerza descomunal, para dejarlo ciego
a continuación. La lección de esta historia es fácil de percibir: las mujeres
que no están permitidas por los códigos de la comunidad, son funestas.
Artemisia Gentileschi: Judith y Holofernes |
Sobre la relación de Holofernes y Judith, se sabe que no
podía prolongarse más allá de una noche, porque ella, una virtuosa viuda judía,
que aceptó el sacrificio de quebrar su duelo y entregarse al general del
ejército enemigo, con la finalidad de degollarlo cuando estuviera dormido.
La historia de David y Bethsabé desconcierta, porque el
desafío a la ley de Dios es todavía más evidente, y sin embargo el castigo que
debiera llegar no se produce. Cuando David es consagrado Rey de Israel, después
de demostrado su apego a la Ley,
de pronto pierde todo control sobre sus actos, por contemplar a Bethsabé en el
patio de la casa vecina, mientras se baña. ¿Es ella tan inocente como puede
pensarse? La Biblia
no se preocupa de ella, más que como objeto tentador.
David decide conquistarla, a pesar de tratarse de una mujer
casada, olvidando que el castigo a los adúlteros es la lapidación. Envía al
marido al frente de batalla, donde la muerte lo alcanza. David se casa entonces
con Bethsabé, desafiando la maldición del profeta Natán, que le advierte que el
hijo que espera la mujer habrá de morir, como efectivamente ocurre. David
negocia con Dios el perdón de sus faltas, mediante el ayuno y la abstinencia, para
evitar que la desgracia caiga sobre Salomón, su segundo hijo. Dios atiende sus
súplicas.
Lippi y Lucrezia Buti |
A comienzos del siglo XVI, Fra Filippo de Tomasso Lippi quedó
huérfano cuando era un niño. Sus parientes lo entregaron a los monjes del
Carmen en Florencia, a los ocho años. Fue la mejor decisión, pudo creerse,
cuando profesó los votos religiosos a los quince años y se convirtió en uno de
los discípulos de Masaccio, el pintor más famoso de la época. Lippi crecía en
un ambiente protegido y hallaba la manera de desarrollar su capacidad creativa.
No obstante, Lippi no debió sentirse demasiado feliz con la
vida que se veía obligado a seguir en un claustro, una existencia que no había
elegido y sin embargo hubiera podido disfrutar sin mayores apremios. La Iglesia era el principal
cliente de los artistas de la época. Su trabajo era reconocido. Ignoramos si
tuvo aventuras que pasaron desapercibidas durante años, pero de haber desafiado
las normas del monasterio, nho habría sucedido lo que pasó cuando llegó a la
madurez. Lippi utilizó como modelo de una de sus pinturas religiosas a una
monja, Lucrezia Buti, treinta años más joven que él. El interés que le había
despertado ella no era solo profesional, porque la secuestró del convento
durante una procesión y la convirtió en su amante, cuando él había cumplido
cincuenta años, para escándalo de una comunidad que podía ser poco virtuosa en
privado, pero guardaba las apariencias en público.
El Papa Pío II admiraba al artista y dispensó a ambos de sus
votos religiosos, con lo cual permitía la celebración del matrimonio (una
autorización que el pintor desaprovechó). Filippo y Lucrezia tuvieron un hijo,
Filipino Lippi, reconocido como talentoso pintor, y luego una hija,
Alessandria. De acuerdo a Giorgio Vasari, que narró las anécdotas escandalosas
de los grandes artistas de su época, los parientes de Lucrecia envenenaron al pintor,
para vengar la ofensa que habían sufrido. La historia de la pareja fue
utilizada en el siglo XIX por el poeta Robert Browning y en el siglo XX por
Gabrielle D´Annunzio, ha llegado a convertirse en emblema de los enamorados que
desafían a poderes superiores a su pasión.
Lord Byron y Augusta Leigh |
Los castigos que se prometen a los que se atrevan a desafiar
el criterio dominante en una determinada sociedad sobre la elección de pareja,
hace retroceder a quienes experimentan la tentación. Una elección como esa, que
podría considerarse restringida a la privacidad, tiene consecuencias duraderas
sobre todas las actividades de un ser humano. Lord Byron era un poeta
reconocido, a comienzos del siglo XIX, en Inglaterra. Sus efímeras relaciones heterosexuales
(y algunas homosexuales) habían sido aceptadas como evidencias de su
extravagancia. La relación con Augusta Leigh, su hermanastra, en cambio, superó
la buena voluntad de sus contemporáneos. El rumor atribuyó a Lord Byron la
paternidad de una hija de Augusta y precipitó su destierro, para evitar que
fuera juzgado por incesto.
Todas las cosas que amo me traen
un recuerdo… Tú. (Lord Byron: carta a Augusta Leigh)
La represión del Estado a las parejas compuestas por
personas de distintas etnias, se manifestó en la Alemania nazi, con el
objeto de evitar las relaciones entre aquellos a quienes se denominaba arios, definidos
como cristianos rubios, de ojos claros, descendientes de un mítico pueblo
indoeuropeo, y los judíos, a quienes se veía como un pueblo sin patria,
corruptores de la raza perfecta.
El judío es el fermento de
descomposición de los pueblos. A diferencia del ario. el judío es incapaz de
fundar un Estado e incapaz asimismo de crear nada. Solo es capaz de quitar, de
robar o de destruir, imbuido por el espíritu de la envidia. (Aldolf Hitler)
La arbitrariedad de una descripción como esa, tenía como
objeto justificar la supresión de garantías, el despojo de bienes y
posteriormente el exterminio de millones de seres humanos, que hasta entonces,
durante siglos, habían convivido con el resto de los alemanes. Los matrimonios
mixtos, en cambio, diluían las fronteras, estimulaban la tolerancia y sobre todo
favorecían la reproducción de aquellos que se presentaban como adversarios.
Prohibir los matrimonios, anularlos cuando ya se habían establecido y eliminar
a los hijos nacidos de esa situación, se convirtieron en medidas urgentes para
el nazismo.
Pareja interracial |
Miscegenetion (mestizaje)
es el término inglés que indica el asco de la sociedad tradicional
norteamericana ante una posible contaminación racial entre blancos y negros,
blancos e indios o blancos y orientales. Había sido normal que los propietarios
blancos utilizaran a sus esclavas para disfrutar el sexo con ellas, disponiendo
de la ventaja adicional de engendrar hijos esclavos que incrementaban su
capital. Cuando la misma situación se daba con mujeres negras libres, no podía
ser tolerada por los sectores más conservadores, porque ellas o sus hijos
podían reclamar el acceso a un capital que su color de piel les vedaba.
Se comenzó a hablar de miscenetion
durante la Guerra Civil
norteamericana del siglo XIX. Varias leyes prohibieron durante un siglo, en
distintos Estados, la legalización de las parejas interraciales. A mediados de
los años ´60 del siglo XX, la pareja formada por Mildred Jeter y Richard Loving
(ella negra, él blanco) fue condenada a un año de cárcel en el Estado de
Virginia, por haberse casado. La sentencia quedó en suspenso, con la condición
de que abandonaran Virginia por veinticinco años. Lo que importaba era que el
mal ejemplo no cundiera.
Mi marido es blanco y yo negra.
Nos casamos hace cinco años en Washington, porque sabíamos que en nuestro condado
del Estado de Virginia había ley que prohibía los matrimonios interraciales. Al
regresar a casa, recién casados, fuimos encarcelados, juzgados y abandonar el
Estado. (…) Sabemos que no podemos vivir allí, pero nos gustaría volver juntos
por última vez, para despedirnos de nuestras familias y amigos. (Mildred Jeter:
carta a Robert Kennedy)
En Sudáfrica, desde 1945 a 1985, las leyes del apartheid condenaban a la cárcel a quienes incurrieran en ese
desafío. Las personas que no estén satisfechos con esas normas, deberán
resignarse a cierta dosis (grande o pequeña) de infelicidad. Será el precio que
pagan para que no se los margine o someta a castigos.
Algunos encuentran la manera de infringir las reglas en
privado, sobre todo en las grandes ciudades, un ámbito en el que las parejas se
mueven con mayor libertad y pueden eludir el control y las sanciones del
colectivo. Por eso en la cultura urbana proliferan el adulterio, la
prostitución y se establecen parejas que sirven como pantallas de otros estilos
de vida, que no son precisamente los aceptados por la mayoría.
Junto a lo anterior, hay también parejas (son las menos) que
proclaman su falta de respeto por las convenciones que venera la sociedad. Por
distintos motivos, que van desde el haber sido descubiertos hasta la voluntad
de exhibirse como modelos de vida alternativos, enfrentan a la opinión
mayoritaria y proclaman la decisión personal de continuar una relación que la
mayoría reprueba.