Nunca conoces a un hombre, hasta que te has divorciado de él. (Zsa Zsa Gabor)
Rogers y Astaire: The Gay Divorcee |
Conozco a centenares de maridos
que volverían felices al hogar, si no hubiera una esposa que los espera. Quiten
a las esposas del matrimonio y no habrá ningún divorcio. (Groucho Marx)
En ambientes que todavía eran menos liberales que el de
Hollywood, el divorcio era designado como el gran flagelo de la sociedad
moderna, que debía extirparse sin analizar sus causales. El gran problema de
las parejas humanas, es que rara vez llegan a serlo del todo y por mucho tiempo.
¿Cómo asemejar a quienes llegan al matrimonio desde opuestas experiencias de
vida, comenzando por la tan compleja de pertenecer a distintos géneros, en el
caso de la pareja heterosexual? Queda por averiguar si tiene algún interés
relacionarse con alguien demasiado parecido. Nadie suele ser del todo sincero
cuando se trata de informar a una posible pareja sobre la persona con la que se
está relacionando. Ocultar, mentir o embellecer son las estrategias habituales.
¿Quién tiene una imagen objetiva de sí mismo? Lo más probable es que la haya
retocado por pudor o en defensa propia. ¿Quién se presenta tal cual es, cuando
lo que pretende es dejar de estar solo?
Los intelectuales católicos planteaban una responsabilidad
que no aceptaba excepciones.
El divorcio es, en el mejor de
los casos, un fracaso, y nos interesa buscar curar su causa que completar sus
defectos. (Gilbert K. Chesterton)
El enamoramiento encubre inicialmente una serie de
inadecuaciones de los contrayentes, que una vez pasado el punto más alto de la
pasión, quedan al descubierto y se vuelve difícil tolerar. La incompatibilidad
de caracteres que se argumenta en los procesos de divorcio, puede verse como un
argumento banal, pero define un conflicto efectivo. Muchas parejas no
sobreviven a la desilusión de percibir la realidad que encubría su relación.
Retrospectivamente los ex integrantes de la pareja experimentan enojo: ¿cómo
pudieron engañarlos a tal punto personas en las que confiaron? ¿Cómo pudieron
ellos mismos ser tan imbéciles, que no advirtieron las discrepancias que ahora
les parecen demasiado evidentes?
Todos los hombres que he
conocido, se van a la cama con Gilda y despiertan conmigo. (Rita Hayworth)
Rita Hayworth en la madurez |
Que los opuestos se atraigan es una atractiva idea para
construir ficciones, como The Tame of the
Shrew (La Fierecilla Domada) de William Shakespeare, donde una mujer
caprichosa es casada contra su voluntad con un hombre que pone todas sus
energías en someterla, pero en la práctica la continuidad de la relación que
pueda establecerse entre personalidades discordantes suele ser bastante difícil
de verificar. Tal vez en el pasado, cuando el poder de la opinión pública y las
iglesias, planteaba límites bastante estrictos a la vida privada de las
personas, ellas se resignaban a las situaciones incómodas que sufrían, puesto
que no se les dejaba espacio para otras alternativas.
La modernidad cambió esa situación. Los fracasos
matrimoniales dejaron de estar escondidos, cuando incluían a figuras del
espectáculo. Mostrarlas en conflictos, como antes involucradas en romances y
bodas glamorosas, las humanizaba y llegaba a convertirlas en equivalentes a los
viejos héroes de los cuentos de hadas.
Una mujer bellísima y actriz famosa de mediados del siglo
XX, casada seis veces, que fue también una científica tardíamente reconocida
por sus aportes a la electrónica, ha dejado anotada su opinión sobre el tema:
Tengo que dejar de casarme con
hombres que se sientan inferiores a mí. En algún lugar debe haber un hombre que
pueda casarse conmigo sin sentirse inferior. Necesito un hombre inferior
superior. (Hedy Lamarr)
¿Cómo afrontar la vida cotidiana con alguien que se siente
superior a su pareja, o que impone de hecho su superioridad en más de un
aspecto (intelectual, económico, social) sin ofrecer a cambio ningún lado
vulnerable que permita aceptar sin demasiada ofensa tales desventajas? A
diferencia de lo que sucede con una relación ocasional, una pareja existe
simultáneamente en el ámbito privado y en el público. Por lo tanto, es puesta a
prueba de acuerdo al juicio de la sociedad y la experiencia más subjetiva de la
vida cotidiana. La pareja no puede funcionar en un plano y al mismo tiempo
fallar en el otro.
En forma paralela, ¿cómo afrontar la vida cotidiana con
alguien (hombre o mujer) que se siente inferior o que impone las evidencias de su
inferioridad de manera agresiva a su pareja, sin demostrar autoestima por
ningún lado? Las dos situaciones se definen como demasiado odiosas para ser
asumidas por una pareja. Cuando se trata de compartir la existencia con otra
persona, estar a la par o al menos suspender las comparaciones es un dato
fundamental.
Las parejas que acaban
divorciándose suelen mostrarse incapaces de encontrar argumentos que detengan
la escalada de la tensión. La diferencia existente entre las parejas que
mantienen una relación saludable y aquellas que terminan divorciándose, radica
en la presencia o ausencia de vías que ayuden a disolver las desavenencias
conyugales. Las válvulas de seguridad dependen (…) de acciones tan sencillas
como atajar la discusión a tiempo, antes que se desproporcione. (Daniel
Goleman: La Inteligencia Emocional)
Bruce Willis, Ashton Kutcher, Demi Moore |
Algunos años más tarde, el divorcio de Moore y Kutcher
desarmaba esa hipótesis optimista. La pareja se había quebrado en medio de una
disputa plagada de mutuas acusaciones y reclamos que amplificaban los medios.
Eso era lo que correspondía esperar. Si una pareja se desarma, lo hace de la
peor manera, porque ambos se encuentran enojados y tratan de inferirse tanto
daño como les resulta posible, en privado y en público.
Holmes, Cruise, Suri |
El dinero y los hijos son los dos temas de discusión más
engorrosos que incluye un proceso de divorcio en el mundo moderno y en la
sociedad tradicional. ¿Cómo llegar a un acuerdo que deje a ambas partes
satisfechas, cuando la pareja se ha llevado tan mal que optaron por disolver el
vínculo? Los abogados han convertido ese desacuerdo en un lucrativo campo de su
actividad profesional. Ellos resultan
necesarios para zanjar las dificultades, y al mismo tiempo ellos son los
impulsores de obstáculos para la parte opuesta.
No se conoce a una mujer, hasta
que uno la ve en un juicio. (Norman Mailer)
Desde un punto de vista institucional, las relaciones de
pareja se establecen para perdurar en el tiempo (quizás no sea para toda la
vida, como simplifica la fórmula del matrimonio cristiano, pero al menos lo
suficiente como para dejar la marca de una vida en común). Al mantenerlos
juntos, se trata de facilitar la identidad de la descendencia y los derechos al
patrimonio que se haya reunido en el curso de la relación, a pesar de lo cual
hay ocasiones que las leyes no pueden ignorar, en las que esas relaciones se debilitan
y pueden extinguirse.
Para resolver los conflictos que se suscitan cuando las buenas
intenciones del comienzo fallan, existen procedimientos de separación y
divorcio en casi todos los países, que establecen cómo se apartan dos personas
que estuvieron unidas en matrimonio. La eventualidad del fracaso no puede
ignorarse, pero al mismo tiempo la complejidad de los problemas que acarrea, no
pueden resolverse a cabalidad.
Cuando dos personas están bajo
la influencia de la más violenta, la más insana, la más ilusoria y fugaz de las
pasiones, se les pide que juren que seguirán en esa condición sobreexcitada,
anormal y agotadora hasta que la muerte los separe. (George Bernard Shaw)
Desde el punto de vista emocional, una relación de pareja
tarda en diluirse en el olvido, y a veces alguno de los integrantes se empeña
en detener el proceso inevitable, o incluso revertirlo. ¿Sirven de algo los
buenos modales? Cuando hay enojos que causaron la ruptura, se negocian compensaciones
o se permite que el tiempo haga su trabajo reparador. Todo eso requiere
paciencia. No se vuelve atrás en las situaciones concretas que causaron la
ruptura. Solo se libera del compromiso de mantenerse unidos a aquellos que
habían decidido permanecer juntos en los buenos momentos y en los malos… pero ya
no son capaces de mantener esa promesa desinformada.
A veces, la situación exige que una mujer hable, por ejemplo
del “padre de mis hijos”, para no nombrar siquiera a la persona cuya existencia
detesta, pero le resulta imposible negar. Nexos como la paternidad y la
maternidad no desaparecen, a pesar de que atraviesen crisis de afecto y ofensas
graves. Las relaciones de pareja, en cambio, tienden a debilitarse con el
tiempo que apaga la pasión o convierte la vecindad con la persona que se había
amado hasta poco antes, en algo imposible de tolerar.
Primero perdí mi voz, luego
perdí mi figura, después perdí a Onassis. (Maria Callas)