The Switch (Chile) |
Hermafrodita |
Mezclados de los dos / sus
cuerpos se unieron (…) / así, cuando en un abrazo tenaz se unieron sus miembros
/ ni dos son, sino su forma doble, ni que mujer decirse / ni que muchacho,
pueda, y ni lo uno ni lo otro, y también lo uno y lo uno y lo otros, parece.
(Ovidio: Las Metamorfosis)
La imagen del hermafrodita es perturbadora, desde que se
tiene memoria, por varias razones. Primera, por la imposibilidad de ubicarlo en
alguna de las categorías habituales que establece la identidad de género. El
hermafrodita es macho y a la vez hembra. Son demasiados signos sexuales, en un
ámbito en el que se espera que todo resulte lo más simple posible. Esa
abundancia puede resultar irritante, incluso perturbadora. Aunque se
corresponda con algo real, sugiere una impostura, que insulta a quien la acepte.
El hermafroditismo se da en ciertas especies animales (como
sucede con los caracoles) pero es extremadamente raro entre los humanos. Tal
vez por eso llama tanto la atención e invita a admirarse o asquearse a los
espectadores que desean verificar que algo así es posible. Cuando no hay signos
anatómicos que den sustento a esa idea, hay procesos mentales que llevan a
ciertas personas a empeñarse en aparentar un género que no es el suyo.
Catalina de Erauso |
Catalina Erauso fue criada por las monjas, que la
instruyeron en lo que se consideraban las labores propias de su sexo.
Tempranamente se rebeló contra esa disciplina. En 1600 consiguió las llaves de
su encierro, se cortó la cabellera, cosió para sí misma ropas de hombre y
escapó del convento. Como si se tratara de la protagonista de una inverosímil
novela de aventuras, consiguió que un pariente lejano, desconocedor de su
identidad femenina, la alojara y ayudara a estudiar Latín, aunque más tarde
intentara abusar de ella. Catalina no estaba dispuesta a consentirlo, robó a su
protector y abusador frustrado, huyó de él, consiguió empleo en la corte del
Rey, pasó medio año en la cárcel, tras
una pelea callejera, volvió a entrar en contacto con su familia, sin renunciar
a la nueva identidad que había asumido, hasta que decidió alejarse de Europa,
en busca de mejor suerte, como hacían tantos hombres jóvenes de su tiempo.
Catalina, que a veces se hacía llamar Antonio de Erauso,
Pedro de Orive, otras Francisco de Loyola o Alonso Díaz, pasó la mayor parte de su vida vistiendo ropas
masculinas. Fue un soldado como tantos, en la conquista de América. Se la recuerda
hoy como la Monja Alférez. Los retratos que han llegado de ella, la muestran
como una mujer de aspecto rudo y traje militar. Cuesta imaginar que lograra
salirse con la suya en el ambiente militar, pero logró mantener la falsa
identidad durante años. En Tucumán, localidad del Virreinato del Río de la
Plata, prometió casarse dos veces, para abandonar a las novias después. Cuando
estaban por ejecutarla, como castigo por participar en una trifulca, pidió al
Obispo que una comisión de mujeres verificara su género y algo todavía más
asombroso, su virginidad.
Descubrió ser mujer al obispo
(…) cosa que hasta entonces jamás a mi noticia había venido, de que en mí y en
todo el reino causó extraña admiración, particularmente por haberle visto acudir
con esfuerzo varonil a todas las cosas que se encargaban en la milicia,
sufriendo las necesidades de ella, y haberla conocido con mucha virtud y
limpieza, sin haber entendido cosa en contrario; por todo lo cual es merecedora
que Su Majestad le haga merced. (Juan Recio de León)
Protegida por el Obispo, Catalina regresó a España, donde
Felipe IV le mantuvo el grado militar que había alcanzado en las Indias y le
permitió usar su apelativo masculino. Se había convertido en una celebridad y
no se resignaba a las invitaciones a recluirse en un convento que le hacían. En
Roma logró que el Papa Urbano VIII la autorizara a vestirse de hombre. En el
siglo XVII, ser mujer constituía un hándicap evidente, que algunas mujeres
intentaban superar adoptando la apariencia masculina.
La coexistencia de rasgos de ambos géneros en una misma
persona, convierten en una curiosidad atractiva para algunos, pero incómoda para
quien debe cargar con esas características inusuales. ¿Qué o quién es
efectivamente? ¿Cómo debe presentarse ante el mundo? ¿Quién se le acercará para
darle compañía y con qué propósitos? Un poeta maldito ha descrito desde el
interior, esa experiencia tan ajena al común de la gente:
No mezcla su presencia ni con
hombres ni con mujeres, pues su pudor excesivo, que ha nacido con la idea de
que solo es un monstruo, le impide conceder su simpatía abrasadora a
quienquiera que sea. (…) Teme que uniendo su vida a un hombre o a una mujer, le
reprochen tarde o temprano, como una falla enorme, la conformación de su
organismo. (Isidore Ducasse, Conde de Lautreámont: El hermafrodita)
Caballero D´Eon |
Quizás no manifestara demasiado interés por las mujeres, ni
se viera obligado a afeitarse el rostro, pero todos lo consideraban un hombre. Había
nacido en el seno de una familia acomodada, estudió Leyes, practicaba esgrima. Hizo
una carrera como espía internacional, mientras estuvo al servicio de Luis XV.
En el curso de algunas de sus misiones, se vio obligado a disfrazarse de mujer (y
adoptar el nombre de Lía de Beaumont) para entregar una correspondencia secreta
a la Zarina rusa o espiar la corte inglesa. Debe haberlo hecho bien, porque fue
galardonado por sus servicios a la corona. Cuando Luis XVI asciende al poder,
en cambio, D´Eon cayó en desgracia, lo retiraron del ejército y le prohibieron vestirse
de hombre, por razones que aún hoy se desconocen.
D´Eon vivió muchos años en Londres, donde conservó la
identidad femenina. No obstante, el engaño no debió ser tan perfecto. El enigma
de su género era tema de conversaciones mundanas. Se hacían apuestas sobre su
verdadera identidad, que él prefería desalentar. Al morir, los médicos que
examinaron su cuerpo, confirmaron que había sido un hombre. ¿Cómo podía haber
confundido a un seductor tan experimentado como Casanova en 1763?
Conocí al caballero D`Eon,
secretario de embajada que más tarde dio tanto que hablar en Europa. Este
caballero D´Eon era una bella mujer que antes de entrar a la diplomacia había
sido abogado y capitán de la Legión de Honor. Sirvió a Luis CV como soldado
valeroso y negociador consumado. A pesar de (…) sus modales de hombre, no
necesité ni quince minutos para reconocer que era una mujer, ya que su voz era
demasiado franca para ser una voz de castrado, y su figura demasiado redonda
para ser la de hombre, sin considerar la falta de barba. (Giacomo Casanova:
Memorias)
Lili Elbe |
Hacia 1930, en lugar de suicidarse como había planeado, por
no tolerar la situación de falsa identidad que se veía obligado a fingir, Lili creyó
que realmente le sería posible cambiar de sexo en una clínica de Dresden. A comienzos del siglo XX se habían realizado
en Viena experimentos con ratas, que se consideraban exitosos. Lili no podía
esperar, se sometió a cinco operaciones, durante las cuales, en curso de un par
de años, le fueron extirpados los genitales masculinos. Después de eso, consiguió
que el Estado danés le otorgara un pasaporte en el que figuraba su nueva
identidad femenina.
No es con mi cerebro, ni con
mis ojos, ni con mis manos que deseo ser creativa, sino con mi corazón y con mi
sangre. (Lili Elbe)
Aunque por entonces se desconocían los riesgos del rechazo
de órganos, los médicos intentaron trasplantarle ovarios, pero su cuerpo los
rechazó. Otra operación fallida, fue el posterior trasplante de un útero (Lili deseaba
convertirse en madre y estaba convencida de que lo conseguiría) medio siglo
antes de que existieran las drogas que hoy facilitan la compatibilidad de
órganos. Esta historia de pesadilla termina con la muerte de Lili,
probablemente como consecuencia del rechazo de su cuerpo al órgano que le
habían incorporado.
Christine Jorgensen y amigo |
Como puede verse en las fotos
adjuntas, tomadas antes de la operación, he cambiado bastante. Pero hay otros
cambios más importantes. ¿Recuerdan a la tímida, miserable persona que salió de
los Estados Unidos? Bien, esa persona ya no existe, y como pueden ver estoy de
muy buen ánimo. (Christine Jorgensen: Una autobiografía)
El proceso de reasignación de sexo fue largo, doloroso y (de
acuerdo al contexto cultural donde ocurrió) también espectacular, rodeado de
una publicidad impensable en el pasado. William había sido convertido
físicamente en una mujer que era fotografiada y entrevistada. Su historia ocupó
la primera plana de la prensa sensacionalista de la época. Hollywood le brindó
la oportunidad de mostrar su nueva identidad y ver una reconstrucción ficticia
de su historia. Los circuitos de clubes nocturnos la recibieron como una
atracción durante los años que siguieron. Escribió su autobiografía. Quedaba
expuesta a una curiosidad similar a la que antes suscitaban ciertos fenómenos
de circos como la Mujer Barbuda.
Cuando Christine intentó casarse en dos oportunidades, tal
favor le fue negado, porque no podía modificar su acta de nacimiento. Mientras
tanto, se había convertido en vocera de la comunidad transgénero, que comenzaba
a obtener visibilidad.