Karl-Maria Kertbeny |
En 1901, cuando Marcela y
Elisa, dos profesoras de una Escuela Normal, se casaron en La Coruña, la
segunda adoptó el nombre de Mario para facilitar el rito católico, pero la
suplantación no tardó en ser descubierta por la prensa y las dos mujeres
debieron huir de España, para establecerse en Argentina. No es que confiaran
ser aceptadas tal como eran: solo buscaban un sitio donde no se las conociera.
La sociedad suele oponerse a
las relaciones que se apartan de la norma heterosexual, mientras exige de todos
sus integrantes un disimulo o represión de los impulsos, que en la actualidad
no todos parecen dispuestos a aceptar. El matrimonio o la unión civil, puesto
que no puede esperarse la aceptación eclesiástica de parejas del mismo sexo,
llegan para brindar una solución parcial a un desafío a las tradiciones que
nuestra cultura no termina de digerir.
James Ivory: The Bostonians |
Como es habitual en la obra
de James, no hay ninguna descripción sexual que pueda ofender la sensibilidad
del lector, y el final es convencional (Verene abandona a su amiga Olive, la
militante feminista, por su novio Basil Ransom, un político conservador) pero
el subtexto de la relación entre las dos mujeres debía resultar más que
evidente para los contemporáneos, porque la denominación “Boston mariage”
comenzó a ser utilizada para designar estas relaciones discretas pero
inexplicables de convivencia de mujeres, que excluían a los hombres de su vecindad.
Susan B.Anthony y Elizabeth Cady Stanton |
No hay
poder en el cielo, el infierno o la tierra que pueda separarnos, porque
nuestros corazones están eternamente ligados. (Elizabeth Stanton: carta a Susan
Anthony)
La feminista norteamericana
Susan B. Anthony mantuvo una estrecha relación de trabajo de medio siglo con su
asistente Elizabeth Cady Stanton, que fue reconocida y respetada por quienes
apoyaron su lucha por los derechos cívicos y reproductivos de las mujeres
durante el siglo XIX. La relación era apasionada (ambas compartían los mismos
ideales, enfrentaban a los mismos adversarios) pero no necesariamente sexual.
Anthony
decía a menudo que Stanton era el cerebro de la asociación; mientras ella misma
era simplemente sus manos y pies; pero en verdad las dos mujeres trabajaban
maravillosamente juntas, porque Stanton era una maestra de las palabras y podía
escribir y hablar a la perfección de cosas que Susan B.Anthony veía, pero no
podía expresar por sí misma. (Anna Howard Shaw)
Ruth Benedict |
La antropóloga Margaret Mead
se casó tres veces, la última con un colega, Gregory Bateson, con quien tuvo
una hija. Ruth Benedict era otra antropóloga que se había casado y divorciado. Eso
no impidió que Mead
y Benedit establecieron una duradera relación sentimental, que les permitió
apoyarse en los estudios que realizaron paralelamente sobre las culturas de la
Polinesia (Mead) y Nuevo México (Benedict) destacándose en un campo científico
del que las mujeres habían sido tradicionalmente excluidas. Esa relación, que
no podía exhibirse, dio lugar a un intercambio de cartas que duró hasta la
muerte de Benedict.
Pensarás
que es tentar a los dioses decir esto, pero yo lo tomo como una garantía de lo que
siempre había dudado –la permanencia de la pasión- y es que un simple movimiento
de tu cabeza, una inflexión al azar de tu voz, tienen tanto poder hoy como hace
cuatro años. (Margaret Mead: carta a Ruth Benedict)
Yo te extraño aún más de lo que
podría haber creído; y estaba preparada para extrañarte mucho. Así que esta
carta es apenas una protesta de dolor realmente. Es increíble cuán esencial has
llegado a ser para mí. (…) Maldita seas, criatura consentida; y no haré que me
ames nada más alejándome, como ahora. Pero, mi querida, yo no puedo ser astuta
y reservada contigo: te quiero demasiado para eso. (Cita Sackville-West: carta
a Virginia Woolf)
Una Troubridge y Radclyffe Hall |
En vano, grandes escritores
contemporáneos como George Bernard Shaw, H.G.Wells, E.M.Forster, T.S.Eliot y
Virginia Woolf intentaron defender a la autora en nombre de la libertad de
expresión, antes que por sus valores literarios. Hall había logrado cierta fama
como autora de ficciones de inspiración religiosa, que puso en peligro cuando
se planteó la escritura de un libro al que atribuía una misión trascendente de
agitación social.
Puse mi
pluma al servicio de las personas más perseguidas e incomprendidas en el mundo.
(…) Por lo que sé, nunca antes se había intentado nada parecido en la ficción.
(Radclyffe Hall)
Para
muchos, la novela confirma los prejuicios de la opinión dominante sobre las
lesbianas, que durante décadas continuaron en la penumbra, como única
estrategia que les permitía continuar con su estilo de vida condenada por la
mayoría.
Gabriela Mistral y Doris Dana |
Cuando
tú vuelvas, si es que vuelves, no te vayas en seguida. Yo quiero acabarme
contigo y quiero morirme en tus brazos. (Gabriela Mistral: carta a Doris Dana)
La
escritora chilena Gabriela Mistral, ganadora del Premio Nobel de Literatura,
mantuvo una prolongada relación de ocho años con su joven secretaria
norteamericana, Doris Dana, a quien convirtió en su heredera. Durante medio
siglo, se prefirió no mencionar en público el carácter de esa relación, que
ocurría en el extranjero, fuera del escrutinio de parientes, amistades e
intrusos. Dana preservó las cartas de su pareja (aunque no aceptó que todas
fueran microfilmadas por los investigadores) y sus propios herederos
mantuvieron el silencio hasta varios años después de su muerte.
Marguerite Yourcenar |
En los países islámicos, relaciones
de ese tipo son castigadas con la cárcel o la muerte en la actualidad, aunque
hubo mayor tolerancia en el pasado. La eventualidad de que una mujer se sienta
atraída por la idea de formar una pareja estable con alguien del mismo género,
pone en crisis la hipótesis milenaria de que el objetivo fundamental de las
parejas debe ser la procreación.
Anne Heche, una actriz de
Hollywood que se encontraba en pleno romance con otra actriz, Ellen Degeneres,
a comienzos del siglo XX, pudo hacer una declaración pública conmovedora (o
rimbombante, si los hechos la desmentían a continuación, como sucedió) sin ser
sometida por eso al escarnio público.
Estoy enamorada de una mujer. La
fama no es la cosa más importante en mi vida. Si ustedes me dicen que voy a
perder la fama por estar enamorada, yo digo que el amor es lo más importante.
Se me reconoce por ser una estrella de cine, pero no tengo amor en mi vida, ¿de
qué sirve todo eso? (Anne Heche)
Portia de Rossi y Ellen Degeneres |
Estuvimos juntas durante cuatro años
completos antes de casarnos, pero el momento en que dijimos “sí, quiero”, el
momento en que nos pusimos de pie delante de nuestros padres y amigos, y nos comprometimos
la una con la otra, nuestra relación cambió. Yo no creo que la gente entienda
lo importante que es esa pequeña ceremonia y lo que en realidad le hace a la
gente. (Portia de Rossi: refiriéndose a su matrimonio con Ellen Degeneres)
Madonna y Cristina Aguilera |
Los desfiles de modas
recurren al llamado lesbian chic
para renovar un repertorio de recursos que parece haberse agotado tras una
temporada o dos. No se trata de opciones de vida que comprometan a nadie. Son looks, que se adoptan un día, causan
sensación durante una breve temporada y luego se abandonan, para ser
reemplazados por otros, no menos circunstanciales.